Al menos fue divertido verlos. Había una mujer en el puente armada con una butaca plegable que parecía llevar un largo rato. Tenía mérito porque hacía un frío que pelaba pero, ¡claro!, diréis que también tiene mérito levantarse a las 4 un sábado... En fin, la buena mujer nos explicaba que 3 de los individuos eran las crías de la primera pareja que ya eran casi adultos y que el padre había desaparecido una temporada y parecía ser que había vuelto con un nuevo miembro, presumiblemente una nueva esposa. "En junio se verá, porque es la época de cría" decía la mujer. Al menos puedo poner una foto de la presa porque los castores desaparecieron antes de que hubiera suficiente luz.
Lo más extraordinario del viaje pasó más tarde, cuando de camino a Tahoe, y dado que a) nos caía de paso y b) teníamos un montón de tiempo de margen, pasamos por Yolo Baypass donde hace menos de un mes vimos un castor y una nutria de río (ver post relacionado).
Nos dirigimos directamente al río donde habíamos visto la nutria por última vez cuando, al acercarnos, oímos algo bastante pesado precipitarse al agua desde la orilla. Después de mirar a un lado y a otro la encontramos. No sé si era la misma de la vez anterior aunque muy probablemente lo fuera. Esta vez parecía más tímida y esquiva que la última vez. Al menos ese fue su comportamiento durante varios minutos donde nos mareó llendo de un lado para otro del río mientras nos estudiaba a mucha distancia. Cada vez que se sumergía no sabíamos donde iba a aparecer la siguiente vez. Cuando estábamos a punto de irnos ocurrió algo increíble: la nutria (river otter) salió por el otro lado de la orilla a bastante distancia y se puso a revolcarse y rascarse en actitud despreocupada. Como estaba a tanta distancia y teníamos miedo de asustarla casi tuvimos caminar de "cuclillas" y en ocasiones medio arrastrándonos por la hierba para conseguir acercarnos. El animal decidió permitir que nos acercáramos hasta el punto que conseguimos estar en frente, observándonos de una orilla del río a la otra (unos 5 o 6 metros de ancho) hasta que educadamente decidió despedirse con una última mirada. Un momento fascinante.
Algunas otras imágenes de Yolo Baypass, incluyendo un pato de pico azul (que no es un Ruddy Duck sino un Northern Pintail Drake) y por supuesto Great Egrets y Blue Herons.
Finalmente, y algo cansados llegamos a South Tahoe Lake donde decidimos caminar por el Emerald Bay Trail que es un paseo hasta la valle del lago. Parte de la carretera que lleva hasta la base del camino es una locura ya que es de un solo carril y no tiene guardarail mi arcén, si uno miraba a ambos lados veía el precipicio. La sensación más parecida era conducir la Rainbow Race en el Mario Kart de Nintendo!
Eso si, llegar hasta el lago donde la arena blanca se transformaba en nieve valía todas las penurias. Y además hacía solecito. Nos pudimos estirar en el muelle de madera unos minutos antes de volver.
Es un lugar bastante paradisiaco donde una tal Mrs. Lora Josephine Knight decidió construirse su castillito de verano (lo que suena a capricho de ricachona excéntrica). El castillo o caserón se llama Vikingsholm y fue construido por 200 trabajadores en 1929 memorando las construcciones antiguas. En medio del lago está la Fannette Island con otra construcción antigua llamada "Tea House". A poca distancia de la orilla una pareja de Mallard, estos patos llegan a cualquier parte.
Si mañana aún tengo fuerzas para levantarme iremos finalmente a esquiar.
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