Sunday, March 27, 2011

Pinnacle National Monument, CA

WOW! Just amazing!

El Pinnacles National Monument, situado en el Salinas Valley, son parte de los restos de un volcán (Neenach Volcano) de hace 23 millones de años. El movimiento de la falla de San Andrés, que cruza toda California y es responsable de la (por ahora, escasa) actividad sísmica, partió este volcán, desplazando parte de los restos 200 millas al norte, formando lo que ahora es el Pinnacles. Como se puede apreciar a continuación, el paisaje está formado por grandes trozos de roca.

Aquí podemos ver variedad de formas rocosas. Una de ellas parece un Moai, esculpido por la propia naturaleza.
Otras formas no hace falta comentar... (no sé en qué estaría pensando la naturaleza).

 Algunas fotos más, tomadas desde la cima.
 
El estanque del oso, justo después de la cueva del mismo nombre, que mostraremos después.
Aparte de rocas, también había algunos arbolitos (en comparación con los redwoods del Big Basin o el Muir Woods)
Creo que a pesar de haber sido una excursión más corta en duración (unas 5 horas) que el Big Basin, el trayecto era más duro ya que en ocasiones tenias que pasar por agujeros que te obligaban a caminar en cuclillas o bajar/subir por rocas empinadas (quizá esto alargara en parte el tiempo de la excursión).
En ocasiones era fácil perder el rastro del camino, porque no sabías que opción era más descabellada. En un momento perdimos el rastro y acabamos bajando por la montaña, hasta convencernos que eso no podía ser el camino. Tuvimos que volverla a subir con ayuda de las manos (a cuatro patas) de lo empinada que era. Después de un rato de reflexión, y la curiosidad de ver cómo habían montañistas que nos adelantaban y no regresaban, volvimos a intentarlo y encontramos el camino correcto: unos pequeños escalones (o más bien, agujeros) que permitían trepar por la roca.
La parte más emocionante: la cueva del oso (famosa por sus ... "murciélagos"). No sabemos porqué se llama ¨del oso¨, excepto por las posturas que a veces tenías que adquirir para pasar por algunos agujeros. Las fotos no muestran las partes más oscuras y complicadas de la cueva, en la que era imprescindible el uso de linterna (flashlight).

Debido a las recientes lluvias, la cueva estaba parcialmente inundada. En particular, no pudimos acceder a la mitad inferior de la cueva, que suele estar cerrada la mayor parte del año para proteger a los murciélagos y que en esta ocasión estaba abierta. En las siguientes fotos se puede ver que en algunas ocasiones teníamos que avanzar con los pies en el agua (nuestras botas aguantaron bien).
 
 
 Como puede apreciarse, todo era un poco estilo Indiana Jones. A veces uno se pregunta cómo podía pasar un norteamericano típico por ciertos agujeros.
En las fotos anteriores no me estoy escondiendo detrás de una roca: es la salida de la cueva.


Habíamos mencionado los murciélagos. Resulta que de las 23 especies de murciélagos que habitan en California, 14 se pueden encontrar en el Pinnacles. Desgraciadamente, ni por esas!, no pudimos ver ninguno (tal vez en la mitad inferior que no pudimos recorrer). La siguiente foto no es nuestra, pero muestra uno de los bichitos que nos pudimos haber encontrado.

En cambio, si que encontramos algunos otros animales. Por ejemplo, un temible colibrí


un pájaro bastante tímido,
y lo que probablemente fueran cóndors. Parte del camino que hicimos se llamaba ¨Condor trail¨: el parque también es famoso porque recientemente introdujeron varios cóndors americanos (una subespecie distinta al cóndor de los Andes). Estos animales se parecen a los buitres, y son el ave más grande que puede encontrarse en los Estados Unidos.
Ah! Y un par de lagartos.

Como ya es tradición, los bichos más gordos nos cruzan por delante del coche en la carretera de vuelta, como burlándose de nosotros. En esta ocasión, en vez de un ciervo, fue un lince (bobcat), o bien un gato rallado muy muy grande. De nuevo fue un encuentro tan fugaz que no nos dio tiempo a fotografiarlo. Es una mejora respecto a la última incursión.

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Saturday, March 26, 2011

All the way to Reno

La primera foto de este post debería haber sido una preciosa foto del Lassen Volcanic National Park. Para descubrir qué hacen aquí estas vacas, tendréis que leer hasta el final.


Tuvimos que cancelar el viaje previsto al Lassen Volcanic National Park debido a que llevaba varios días nevando. La entrada al parque está a 2000 metros de altura, la cima está a 3500 metros, por lo que pensamos que, entre las nubes, la nieve cayendo y la nieve en el suelo, las fotos nos quedarían muy blancas. Además, ¿qué gracia tiene visitar un volcán nevado si no puedes fotografiar el volcán?

Por lo que decidimos cancelar esta parte del viaje. Pero no habría ningún problema para completar la otra parte del viaje (visitar Reno), unas doscientas millas al este de San Francisco, cruzando la Sierra Nevada por la I-80, la segunda autopista más larga de todo Estados Unidos (2900 millas). O eso pensamos.


Antes de salir el viernes vimos que, debido a las recientes nevadas, se requerían cadenas para circular por la I-80. Nada que preocuparse, si esto era todo: al fin y al cabo, estábamos seguros que tarde o temprano necesitaríamos cadenas y aprender a usarlas en los EEUU, por lo que compramos nuestras primeras cadenas (de hecho, snow cables) para Carrie.

Durante el viaje vimos, sin embargo, que habían actualizado la información de la I-80: cortada por accidente, decían. Bueno, como en la entrada a Barcelona un día laborable, pensamos: un poco de cola, paciencia, y ya está. Pero pasaba una hora, y otra hora, y otra hora (3 horas, desde Mountain View hasta Sacramento, a los pies de la Sierra Nevada) y la I-80 seguía cortada. Paramos a hacer tiempo a comer algo y echas unas partidas en una bolera, pero a las 12h de la noche, cuando se fue la gente, la I-80 todavía estaba cortada. En la bolera descubrimos el motivo: accidente múltiple de 40 coches en medio de la nieve, con 1 muerto y varios heridos.

Hicimos noche en Sacramento (en vez de en Reno, como habíamos previsto) y a la mañana siguiente lo volvimos a intentar. Pero ni con esas: la autopista ya estaba abierta, pero entre las cadenas que se requerían para circular, y los coches que habían quedado atrapados en este lado de la Sierra el día anterior, estuvimos 4 horas haciendo cola hasta que decidimos darnos la vuelta. Al menos tuvimos tiempo de practicar el poner y el quitar las cadenas del coche, y de hacernos unas fotos en la nieve (si, California tiene nieve, y también pistas de esquí).


Las vacas nos las encontramos por el camino de vuelta. ¡Esperamos un fin de semana que haga buen tiempo para poder poner fotos del Lassen Volcanic!

The Boiling Crab

El folleto dice "You sucked what where?!", que traducido es "Dices que chupaste qué dónde?". Se trata, por supuesto, de un restaurante de cangrejo (y otros bichos marineros).



"The Boliling Crab" (el crangrejo hirviendo) era el restaurante que tenía más clientela en el área comercial de San José donde estábamos un jueves por la noche. De modo que decidimos probarlo. También parecía el sitio más elegante (o, al menos, más bonito) pero luego comprobamos que era todo lo contrario a elegante.



Una ojeada al menú: los mariscos se pagan al peso, y el precio varía según la época del año ("market price", que dicen). Las distintas posibilidades, que también varían según la temporada: blue crab (cangrejo azul), dungeness crab (el cangrejo típico de la zona, más grandote), patas de king crab (cangrejo rey) o snow crab (cangrejo de nieve), lobster (langosta!) y crawfish (un tipo de cangrejo de río, pero grandote, más parecido a la langosta que al cangrejo). Luego hay los acompañamientos típicos americanos (patatas fritas, salsas, maíz, arroz, variedad de cosas fritas).

La comida estuvo bastante bien: creo que ni Eva ni yo habíamos comido nunca tanto cangrejo junto. Esencialmente, los bichos llegaban hervidos, con una salsa más o menos picante (al gusto). Lo que era curioso era el concepto de cómo se comía. Se comía "encima de la mesa", entendiendo por esto que sobraban los platos y los cubiertos (excepto la herramienta para romper el cangrejo). La comida se sirve dentro de bolsas de plástico, que se vacían encima de la mesa, y ala, a disfrutar! (si te gusta el marisco, claro).



Si alguien cree que comer calçots es un "poco barbaro", al ver como la gente se mancha los baberos, seguramente no está preparado para ver lo que ocurre en el Boiling Crab. Unas cuantas fotos despejarán las posibles dudas.





Como la cámara la tenía Eva, yo soy el único que sale en las fotos, porque ella no se dejó fotografiar mientras se comía un Dungeness Crab más grande que una langosta (menuda lucha: ganó ella, pero le costó lo suyo). La verdad es que valió la pena. Si nunca tenemos alguna cosa que celebrar y nos apetece algo de marisco, esta será una buena opción.