Por primera vez en un año de estar aquí decidimos pagar los $10 que cuesta entrar en la 17 Mile Drive, que no es más que una carretera de 17 millas con vistas escénicas a las costas de Monterey. En estas 17 millas no hay desperdicio aunque quizá la parte más famosa sea la Pebble Beach con uno de los campos de golf más famosos (al menos entre la gente adinerada) y su conocido emblema: the Lonely Cypress.
La arena fina y blanca, las costas rocosas azotadas por el mar y cubiertas por un manto de hierba verde y rojiza son algunos de los espectáculos.
Algo más lejos de la costa, por supuesto, no podían faltar los islotes repletos de pelícanos, cormoranes y leones marinos. Aunque ya empieza a resultarme de lo más normal encontrar estos animales no deja de entusiasmarme cada uno de estos encuentros. Son uno de los motivos por los que estoy enamorada de las costas de California, especialmente de Monterey.
En la costa, a parte de alguna gaviota, pudimos encontrar estos preciosos ejemplares de Great Egret y Snowy Egret. Aunque ambos pájaros son blancos y pertenecen a la misma familia, el Great Egret es de mayor tamaño y algo más estético. El Snowy Egret, a su vez, tiene unas características patas acabadas en dedos amarillos, que parecen tratarse de calcetines, y un divertido plumaje en la parte de atrás de la cabeza a modo de melena despeinada. Cerca habían varios Black Oystercatchers que se traduciría como "cazadores de ostras negros" que son bastante comunes de las zonas rocosas o tidepools, y que son bastante reconocibles por su largo pico rojo.
Es la primera vez que consigo fotografiar un Great Egret de tan cerca; de hecho es la primera vez que lo veo fuera del agua donde es frecuente verlo sosteniéndose sobre sus largas patas.
Esto es lo que se entiende por vacas alimentadas con comida orgánica, no solo disponen de amplias esplanadas de hierba sino que pueden disfrutar de paseos hasta el mar. Sinceramente creo que tiene que haber diferencia en la leche que sale de estas vacas; por no hablar de la calidad de vida de unos animales a los que tanto debemos.
Más abajo, una parada a poner gasolina antes de abandonar la 17 Mile Drive.
La siguiente parada fue en Piedras Blancas cerca de San Simeon. Hace poco ya estuvimos aquí (http://toughisnotenough.blogspot.com/2011/08/hearst-castle-piedras-blancas-san.html) para visitar el Hearst Castle. Esta vez simplemente fuimos a visitar a los elefantes marinos. Piedras Blancas (en Big Sur) es junto con Año Nuevo (cerca de la Bay Area) quizá la reserva más importante de elefantes marinos en California. Como no se trataba de época de cría ni de reproducción, la mayoría de los elefantes marinos eran ejemplares jóvenes (su característica "trompa" no estaba desarrollada por completo) que retozaban mansamente al sol. Algún par de ejemplares aún más jóvenes jugaba en luchas "fingidas", una actividad muy importante para incrementar las posibilidades de reproducción en un futuro muy cercano.
La parada final fue Morro Bay, que como también estuvimos recientemente me ahorraré el hablar de la roca tan característica de este lugar y que es el resultado de la formación de lava de un antiguo crater volcánico. Eran casi las 5 de la tarde y por tanto estaba atardeciendo. Así que fuimos directamente a visitar el lugar donde, según nuestra experiencia, suelen frecuentar a esa hora las nutrias marinas o sea otters. Estos entrañables animales son, sin duda, uno de mis favoritos de la costa. Este pequeño grupo de sea otters estaba reposando plácidamente cerca de la costa al alcance de la vista de los curiosos. Aunque en Moss Landing he podido contemplarlos de más cerca en varias ocasiones, este encuentro fue más que satisfactorio. La cría protegida bajo una capa de kelp al lado de la madre que parece bastante adormecida, ¿quien puede resistirse?.
A la misma hora un grupo de pelícanos sobrevolaba la costa en busca de comida y se lanzaban en picado al agua a pescar. Todo un espectáculo que no había podido observar hasta ahora. Lamentablemente no fui suficientemente rápida con la cámara. Las únicas fotos decentes son de antes y después del chapuzón.
Las rocas estaban llenas de sorpresas como este Dungeness Crab que asoma la cabeza o el calamar (o algo parecido) que parece haber cazado la oportunista gaviota.
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