El paisaje donde está es absolutamente espectacular. Hay que tener en cuenta que el pueblo se fundó allá donde encontraron oro, y que básicamente está perdido en medio de la nada, al otro lado de la Sierra Nevada.
El pueblo contiene una combinación de casas de madera edificadas a finales del XIX con la maquinaria enorme que usaban en las minas: es una mezcla de Wild West con Steam Punk. Para haceros una idea tanto se podía encontrar un carro bastante prehistórico de madera hasta un coche antiguo oxidado.
Entre las casas que aún podian distinguirse se encontraba una Iglesia, una tienda de moda femenina, un salón-gimnasio y, por supuesto, la mina.
Una de las casas estaba abiertas al público y aún conservaba parte del mobiliario original.
Rondando por la calle principal del pueblo podías toparte con el sheriff y su ayudante, que se encargaban de mantener el orden y la ley.
A mi personalmente la visita me pareció divertida e interesante: llegas a hacerte una idea de como vivian los antiguos pioneros.
En el apartado de fauna de hoy tenemos el orgullo de presentar cosas con más patas que una babosa banana, y más grandes que una salamandra. De camino nos encontramos con tres ciervos, un macho y dos hembras. Aunque paramos el coche y los pudimos ver muy cerca, en las únicas fotos buenas sólo sale el macho, y cuando aún no estaba del todo cerca. Luego echaron a correr y, aunque nos pasaron por delante el coche, era difícil enfocarles con el coche en marcha (y no nos engañemos, no somos del National Geographic).
Los siguientes dos bichos los encontramos en Bodie: un pájaro de color verde brillante, y un ground squirrel que tomaba el sol al lado de la maquinaria abandonada en Bodie.
Algunos de los paisajes que se divisan al abandonar Bodie, con la Sierra Nevada de fondo.
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